Imaginad un olor. Por ejemplo, el olor de vuestro plato preferido de la infancia. ¿Lo recordáis?. Ahora llega el sentido del gusto, imaginad que lo probáis. ¿Recordáis el sabor?. Lo más probable es que seáis capaces de revivir ese momento, unos con mayor claridad y otros con más dificultades, pero lo que está claro es que no es necesario ver el plato para poder disfrutar de un buen manjar. Si bien es cierto que a veces la comida nos entra por los ojos, os proponemos un experimento culinario que hará que desarrolléis por una horas los sentidos del olfato, del gusto e incluso del tacto, ya que os veréis privados del de la vista. La propuesta de ShBarcelona es comer a oscuras, una forma original de disfrutar de tus sentidos y de pasar un rato muy divertido.
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Dans le Noir, los responsables de esta experiencia
Foto vía Pixabay
En Dans le Noir (en la oscuridad), el restaurante que nos ofrece comer a oscuras, pondrás a prueba tus sentidos, pero no solo eso. Dans le Noir es toda una experiencia ecléctica que no solo se limita a la comida. La intención de su fundador, Edouard de Broglie, es dar a conocer la experiencia que viven las personas invidentes en su vida cotidiana. Por tanto, existe una voluntad de mostrar a las personas sin trastornos visuales como viven y cómo disfrutan de los pequeños placeres de la vida desde otra perspectiva, en la que el sentido de la vista no es limitante.
Vivir a través de los sentidos
Evidentemente, lo primero que nos viene a la cabeza ante tal desafío es la experiencia sensorial que implica descubrir sabores y texturas únicamente con el sentido del gusto, del olfato y del tacto. Los comensales que congregan en este espacio y deben descubrir que están comiendo, convirtiendo también en un juego la experiencia gastronómica. Huelen, saborean y juguetean con la comida, se retan a averiguar a qué pertenece cada sabor y textura, prueban los platos de sus compañeros y disfrutan de los sabores como nunca han hecho antes.
Ponerse en la piel del que no puede ver
Otra finalidad de Dans le Noir es que las personas sin deficiencias visuales se pongan en la piel de los invidentes. De esa forma desarrollamos nuestra empatía y entendemos mejor como viven, como sienten. Nos introducimos por un rato en su universo sensorial e incluso emocional, en los recursos que afloran frente a la carencia de un sentido tan importante como la vista, pero, como quedará patente durante la experiencia, para nada imprescindible a la hora de gozar y disfrutar de la comida.
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Socializarse sin ver, otro gran reto
Foto vía Pixabay
Entre los múltiples factores que convierten a esta experiencia en única encontramos una que se produce de forma espontanea mientras nos encontramos inmersos en ella. La socialización con nuestros acompañantes, personal y otros clientes cambia radicalmente, siendo necesaria la utilización de otros sentidos que solemos infravalorar cuando nos relacionamos con la vista incluida. Necesitamos tocar a nuestros compañeros, nos ayudamos de ellos para encontrar el baño, para probar de su plato, para saber si siguen ahí si se encuentran en silencio. El espacio vital se acorta, nos sentimos más frágiles pero crecemos en amplitud de miras, perdemos prejuicios, se eliminan barreras sociales y encorsetamientos. En definitiva, la comunicación se torna más cercana, sensible y profunda. Nos humanizamos cuando dejamos de vernos unos a otros porque en ese momento todos somos iguales.
¿Has visitado Dans le Noir? ¿Qué te pareció la experiencia?
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