Hay gente a la que le gusta viajar con un itinerario repleto de escalas; tienen muchos objetivos en mente, y no descansan hasta que los visitan todos. Por otro lado, hay quien se toma las cosas con tranquilidad y prefiere ahondar en el destino que visita, sacarle el jugo, ver cómo pasa por él el tiempo. Está claro que la experiencia turística es muy distinta en ambos casos.
En grandes ciudades, tener ocasión de pasar una corta temporada es lo más recomendable; en este sentido, un piso de alquiler temporal en Barcelona es una opción que trae cuenta, no sólo desde el punto de vista económico. Este tipo de oferta inmobiliaria y otras similares, como los apartamentos en Barcelona por meses, proporcionan un alojamiento céntrico y de calidad con un ambiente más acogedor que el de un hotel.
¿Y cómo ha pasado el tiempo por Barcelona? Podríamos decir que se conserva muy bien, incluso que está rejuvenecida. Mucho ha llovido desde las ibéricas Barkeno y Laiesken, situadas en los montes circundantes, desde la legendaria fundación y posterior ocupación de Barcino por parte de los Barca cartagineses en el siglo III a. C., y desde su primera gran época de esplendor, bajo Roma. Algo menos desde que algunos reyes visigodos (Ataúlfo el primero) la hicieran capital de su Gothland, con el nombre de Barchinona.
Tras este periodo relativamente pacífico (unos 3 siglos), se suceden los 83 años de igualmente pacífica dominación musulmana en la ciudad (717-718 d. C.) y casi dos siglos más en poder de los francos (Imperio carolingio) hasta la violenta incursión de Almanzor en el 985, que arrasó “Barxiluna”. El entonces Condado de Barcelona se fue recuperando, independizando y estableciendo uniones políticas con los condados circundantes: un claro germen de Cataluña. Bajo la corona de Aragón y haciendo gala de espíritu emprendedor, Barcelona se convirtió en potencia mediterránea en los siglos XIII y XIV.
Como suele ocurrir, tras un periodo floreciente viene la decadencia, propiciada por diversos factores: crecimiento demográfico, hambrunas, brotes cíclicos de peste, conflictos bélicos civiles (una revolución agraria incluida), el dominio otomano del Mediterráneo y la prohibición de que los puertos de la corona de Aragón comerciaran con las Américas. Barcelona estuvo de capa caída hasta que, tras la Guerra de Sucesión (que afianzó el desmembramiento de “la Cataluña de entonces” y su dependencia de Castilla), inició su recuperación.
Urbanización de la ciudad (con el conocido plan del Eixample de Cerdá), construcción de palacios, creación de academias, restablecimiento de la Universidad, comercio floreciente y reconocimiento internacional (la Exposición Universal se celebra en 1888) son frases unidas indisolublemente a este renacimiento. Podría decirse que, a pesar de algunos sobresaltos nada desdeñables en estos dos últimos siglos de su existencia, la ciudad ha seguido mejorando y afianzando su compromiso con la prosperidad. Desde los apartamentos en Barcelona por meses, tendrás tiempo de apreciarlo en tus andanzas por ella. Ven a verla, no te defraudará: quien la visita, quiere volver.
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